Son borrones de pincel. Imágenes que no concuerdan,
que se sobrepasan de sus contornos como un río que desborda su estrecho cauce. Sensaciones
furtivas que confunden la propia mente. ¿Son reales? ¿Son falsas? Como sombras,
como bruma, como una espesa niebla que le arrebata el rumbo al navegante. Era,
quizás, mi mente muy pequeña para que poseyera la incauta necesidad de recordar
las explosiones y los retumbos de esa guerra que duró poco más de un año. Cuando
más pequeña era, tenía recurrentemente esos sueños. Veía por las noches
aquellos destellos de luz oscura. Eran los retazos de un film de destilado de
terror. De ahí que vienen esas sombras que asaltaron mi precoz infancia, y que
poco a poco, fueron desapareciendo a medida que el sol se fue colando entre las
primeras imágenes indelebles que tuve de Lord Ángelo y Lady Marie cuando por
fin salimos de aquel escondrijo subterráneo.
Pero ¿qué fue exactamente lo que sentí cuando el
reportero dijo «ataque de terrorismo»? Sólo miré a mí alrededor. Los gemelos,
Lady y Bruno miraban casi con la boca abierta al telediario mientras Lord
declaraba los hechos con un dejo de condescendencia nacional. ¿Qué más? Lady
Marie salió corriendo hacia el cuarto de baño, Bruno trató de alcanzarla pero
no logró siquiera tomarla por el brazo; Lady Marie se había escabullido
rápidamente en un lugar bastante estrecho. Los miré. Los miré y no dije nada. «Cabe
la posibilidad, aseguró el ministro de Guarda Civil, de que esto que aquí
ustedes ven... sea un ataque de terrorismo.» Entonces fue como si mi cuerpo se
hubiera disuelto en arena, y el viento la hubiera arrastrado hasta el extremo
más lejano del universo. Igual que si las moléculas que conformaban mi cuerpo
se hubieran separado las unas de las otras para que más tarde, se conglomeraran
en algún otro espacio.
MUY BIEN :)
ResponderEliminar