Son exactamente las doce de la noche. El calor de las cobijas me agobia. Me enredo en el infierno del edredón y de la almohada pero el sueño me elude. ¿Por qué Lujambio puede dormir?...
Si la humanidad logró conquistar el terreno lunar porqué esta noche descansan en los tiraderos los niños de la calle. Porqué si un hombrecillo descubrió el átomo y otro más lo utilizo para crear la bomba que diera la victoria a los estadounidenses, el día de hoy, de cada dos niños nacidos vivos en México, uno muere por afecciones perinatales. Pero lo que me mantiene en vela es: porqué si habiéndonos superados a nosotros mismos en cuanto a tecnología, sistemas políticos y de producción; creando la Volkswagen, la Mitsubishi. Pasando desde la vacuna antirrábica hasta el fin de la sonda espacial Endeavour existen esta noche y mañana, y los días después de mañana aquellos niños, adolescentes y jóvenes adultos que miran hacia el incierto horizonte de su futuro personal. ¿Por qué? Yo tengo una respuesta: La mayoría de nosotros, seres humanos, somos individuos –valga la redundancia–, individualistas. Nos preocupamos únicamente por lo que es nuestro, lo demás nos viene valiendo lo que a un banquero el hambre de los haitianos. Hemos caído en un círculo vicioso del que ni siquiera tratamos de escapar. Observamos a jóvenes en su más profunda ignorancia sobre la vida real y allí, con sus caritas agazapadas sobre sus pechos modestos, les abandonamos y a continuación seguimos haciendo lo nuestro. Es más, ahí está la escuela para que aprendan. Diría la sabionda lengua de mi abuelo: “Peor tantito”. De aquí sale otra vertiente: ¿en verdad la secretaría de educación en su sacratísima conjunción con el gobierno federal ha progresado en esta materia? La respuesta está trillada; usted ya se la sabe: No.
Pero abordar la vertiente no es mi punto principal sino seguir el hilo problemático de los grupos rezagados (ojo, ni siquiera me refiero a las personas con capacidades diferentes o grupos marginados) y solucionarlo. ¿Cómo? He allí la cuestión. Ahora, para explicar lo que a continuación escribiré es necesario que haga una comparación: Si una madre (en su sano juicio, por supuesto) escucha a su hijo gritar de hambre, va y le acerca su seno para alimentarlo. De acuerdo a eso, si yo miro a un joven excluido de la suciedad, digo, sociedad trataré de integrarlo. ¿Cómo? He allí otra cuestión, pero esta es de una respuesta simple: no ignorándolo. Tomándolo en cuenta, haciendo valer sus conocimientos previos y en base a eso tratar de recuperar el tiempo que la sociedad le ha robado mientras le omitía como una coma o un acento en las pláticas por SMS de los adolescentes.
Si el día de mañana, o en unas horas e incluso, cuando se despidan de la computadora para tomar aire fresco (smog) en la calle y miren pasar a un alcohólico-vagabundo-analfabeto-corrompido-delincuente-joven, en lugar de mirar al otro lado, ladear la cabeza y lanzar prejuicios destructivos, siéntanse culpables porque su estancia como ciudadanos está estéril, y como está estéril, no perdura y su existencia se morirá en el olvido como los desechos humanos que se van por el excusado, nadie vuelve a preguntar por ellos.
Salud y Prosperidad.
Nota: Protección Civil de cada comunidad o municipio está con los brazos abiertos para recibir a jóvenes interesados en hacer algo por su comunidad. Infórmenlos, anímenlos, no los ignoren. Son jóvenes. Son la esperanza de un mundo mejor.
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