La interrupción del flujo de agua y sol al semillero provocan su esterilidad y olvido, las pisoteadas también.
Ya han pasado cuarenta y dos años desde el homicidio masivo que encabezó el gobierno en curso, un dirigente más que dió la espalda a los que idealmente tuvo que haber dado su alma, su aliento y su vida: Los estudiantes.
No seré tal vez perteneciente a aquella ensangrentada generación que vió subir cinco aros y cientos de almas aprendices al cielo tangible y al no tangible como ofrenda y recompensa, pero aún asi me doy cuenta de que la represión en su estado puro deja remanentes, como micelas de aceite que en un mar extenso ahogan a un pez creciente.
La represión y la no tolerancia siguen ahogando peces crecientes en un mar llamado escuela, tal vez no en la suya pero en la mía si. Veo uno a uno de mis compañeros pasar a peor vida; vida de "callate" y "no tienes voz" agregando "aqui YO mando". Compañeros estudiantes que regresan del matadero -digo- de dirección con el alma caída, la dignidad ahorcada y la cola entre las patas.
No vuelven en sí, imposible reanimarlos. Ya no son bellos peces de colores que en dirección de la estrella polar formaban circulos y tríangulos, alegría extenuante en los ojos claros y fuerza de emprendedor en las manos. Ahora son monstruos letárgicos abisales que devoran a los coloridos como respuesta a la coacción "del betito", seres de alma muerta y mente robada.
Observo el paisaje desolado, ya somos pocos los que nadamos sangrantes; rasgadas nuestras pieles por las garras de la opresión y la ignorancia, la humillación y el estatísmo. Garras del betito
Dios, deprecamos fuerzas. Por nosotros, por nuestra campaña.
U_U Amamos las protestas justas, odiamos la opresión...
ResponderEliminarNos gusta la naturaleza, la hierba y el amor...
Sólo quedaremos en la memoria, si es que ésta no la ahogan también...