Estimado lector, esta muy claro, en el empirismo de la vida diaria, que el comportamiento humano es comprendido por un gran cúmulo de sutilidades sociales, algunas marcadas como tal en su estudio y otras que simplemente forman parte de una “pre-configuración” con la que nacemos y en base a esta nuestras esferas -psicológica y social- se nutren, se desarrollan y crecen.
Podemos comparar nuestra primera estadía en el mundo a la situación que pasa una computadora cuando es adquirida por el primer consumidor. La computadora contiene un software precargado, que podemos utilizar para llenar nuestro disco duro de información (en este ejemplo no interesa si la información es necesaria o buena o si no lo es)
Ahora bien, sustituyamos nuestras premisas con el hecho de que nuestro software es nuestra capacidad para razonar, entender y sentir, nuestro disco duro son nuestra psique y la información…es eso. Un conjunto de datos ordenados que ingresan por medio de nuestros órganos sensoriales a nuestro cerebro al cual los asimila y los guarda como recuerdos que en base a los cuales nuestro comportamiento se rige.
Pero de la misma forma existen documentos necesarios y no necesarios en una computadora, así son los tipos de información que acogeremos. Existen unos <> que son conocidos como valores, estos no vienen precargados en nuestro disco duro, sino que los aprendemos de nuestro primero núcleo social, la familia.
Podemos llamar a estos valores, herramientas que nos ayudan al buen convivir con el congénere y armas que nos ayudan a escudar y salvaguardar aquellas virtudes que si vienen inmersas en nuestro ser al momento de nacer, e incluso antes de esto, por ejemplo: La vida
Lector, vivimos en una realidad que no se asemeja ni en lo más mínimo a lo planteado por instituciones de facto y factas, una realidad en la que incluso las normas menos difíciles de acatar son ya tomadas con nula importancia.
El derecho a la vida ya no se cumple en nuestra mexicana y soberana nación. (Con minúsculas) El estado tiene soberanía, pero el hierático vientre y lo que contiene ya es exánime a la aplicación de la ley.
Faltamos a nuestro instinto que nos separa de lo brutal y lo humano, al valor que nos dice RESPETA a tu congénere, y aun así, pisoteando la SOBERANIA (con mayúsculas) humana del semejante, las mujeres gozosas de su cuerpo y de su vientre piden y claman a gritos la legalización del aborto (que en realidad es cambiar el nombre a un delito que a ojos axiológicos seguirá siendo delito) mientras otras féminas claman justicia por asesinatos a menores, feligreses piden no mas pederastia en las religiones mundiales, pero feminina pide permiso para matar legalmente. Este, es más crimen que los otros porque este acontece ante nuestros ojos y no actuamos para detenerlo.
Lector, no todo está perdido. Aun quedan humanos en este mundo que siguen arraigados a sus valores, tanto que llegan a pelear (relativamente hablando) por buscar cual es el documento (valor) que es más importante de los otros, cuál es el que rige a sus análogos; entonces se han propuesto numerosas tablas de valores que son como su nombre lo indica, listas de valores ordenados jerárquicamente.
Singular es nuestra forma de interpretar el contexto que nos rodea que no llegaríamos a un acuerdo común en decidir cuál es el valor mas importante, lo cuál no es un aspecto negativo, sino que con eso reafirmamos la diversidad que nutre al conocimiento; pero fundamentalmente se busca un fin común que el vivir en paz con el semejante.
A mi respectar, el valor más importante es la libertad. Defiendo mi premisa en otra que nos dice que un acto humano puede ser considerado como tal solo si se hace con libertad. Si se es obligado se considera un acto bruto que no será estudiado por la axiología y mucho menos por la moral y la ética.
Pero la importancia de que los otros valores estén ahí, aplicándose conjuntamente con la libertad radica en que actúan como un regulador del incipiente valor para evitar que se convierta en libertinaje.
El libertinaje es el artista creador del anarquismo y este de las guerras que azotan a ser humano y al mundo que se hace sentir poseedor, pero en cambio que no lo es.
El conflicto bélico se denota políticamente cuando una nación después de no haber recibido alguna respuesta favorable –en base a los intereses propios de la nación– declara la guerra a otra.
Popularmente existe una coloquial pero muy cierta frase que dicta “la guerra crea mas guerra” y ciertamente es lo que sucede. La guerra no tan distante de EUA contra Irak y que su no tan distante pero ocurrido desenlace fue producto de un ciclo vicioso del “yo te ataco entonces tu me atacas pero yo te respondo y esto se acaba hasta que uno de los dos no pueda más”
El inteligente y razonador mundo reconocerá a el declarador Bush como un NO modelo a seguir y al Mahatma Gandhi como el protocolo que tomar en una situación límite guerra, quien concediera a su amada India la independencia de aquel país inglés usando el dialogo colmado de valores humanos como arma poderosa que todo lo puede, porque es la razón de que tengamos el don de la comunicación, para llegar a acuerdos no para agredirnos entre humanos, co habitantes de un planeta hasta la muerte.
La guerra acaba con culpables, muy cierto, pero también con inocentes a escalas inimaginables. Pero la guerra no es el único suceso que acaba con inocentes vidas, el aborto es también un culpable de la muerte de inocentes vidas que prosperan en el vientre de una mujer que alega ser la madre de su propio cuerpo, cuando dentro de ella ay algo que no es su cuerpo sino que esta separado, que tiene un alma, una psique. Una VIDA.
Lector, la legalización del aborto en nuestro país sería mas un problema que una solución; como ya he hecho mención de la situación, las normas que incluso son las más fáciles de cumplir son pisoteadas por nuestras ambiciones e intereses propios.
Podría comparar la situación con la que se vivió hace tiempo en algunos países del mundo ante la prohibición de la venta de cerveza, la gente estuvo inconforme y el gobierno para no tener mas presión de la sociedad decidió legalizar la venta de la susodicha bebida. Ahora, asomémonos en una cantina a las diez de la noche. ¿Cuántos de esos hombres –e incluso mujeres- no deberían estar con su familia y desempeñar el rol que les toca; y que les distingue como padres?
La respuesta es variada y, lector, respóndase sinceramente.
Ahora la situación implica poner vidas en medio de la línea de fuego, vidas que no tienen la culpa de ser “accidentes” productos de violación o de atracones sexuales entre las parejas desprevenidas e irresponsables que al querer actuar de una forma pseudo responsable recurren al asesinato, ¡perdón!, al embarazo interrumpido.
La vida es la vida, si nosotros no la instauramos porque hemos de quitarla, será porque la ley hecha por aquellos que criticamos de corruptos (véase: diputados) dice que podemos hacerlo sin recibir ni la mas mínima penalización o porque simplemente hinchamos nuestra condición humana y nos atrevemos a mirar por encima de los barandales de nuestra desnudez ante aquello magnifico que otorga la vida.
Supongo que es por la segunda razón y no es que tenga algo en contra a los que hacen las leyes, porque ahora ya también fungimos como la parca en situaciones que nos hacen flaquear al mirar y “sentir” el sufrimiento del ser querido reclinado en la incomoda cama de hospital y atendido por la gruñona enfermera que atiende a cincuenta pacientes en un turno.
Existen ya leyes que nos permiten “ayudar” a morir al paciente o al ser querido cuando su estado es grave y no hay nada que los médicos e inclusive la naturaleza puedan hacer. Está desahuciado; que no sufra, “que descanse” en paz.
Lectores, quiero concluir con una frase “entia non sunt multiplicanda praeter necessitatem” que quiere decir, “no se presumirá mas saber del que es absolutamente necesario”
Tenemos que reivindicar nuestra tarea como simples mortales que no tienen control sobre el ciclo de la vida, pero absolutamente necesaria es nuestra ejecución en el transcurso de esta.